Hace unos días un compañero me mandó el enlace a un artículo titulado “Los comunistas en la encrucijada” (http://www.cronicapopular.es/2015/10/los-comunistas-en-la-encrucijada/ ) el artículo estaba firmado por un grupo de personas a las que respetaba (y sigo respetando) mucho. El artículo comenzaba muy bien:
Los comunistas españoles, y con mayor severidad los madrileños, nos encontramos en una encrucijada. La Historia de nuestro Partido ha tenido momentos difíciles, pero sin duda estamos en uno de los más graves, al menos considerando los períodos de democracia.
Ahora ocurre algo insólito: importantes dirigentes de nuestro partido consideran que las formaciones comunistas están superadas, textualmente que “ningún partido comunista ha conseguido recientemente el poder para la clase obrera”, como si alguna otra formación política lo hubiera logrado. Se confunden cambios nacional/populares con revoluciones socialistas y se pretenden imitar soluciones propias de contextos históricos y políticos que no tienen nada que ver con la situación en España.
La situación es más grave en Madrid porque es aquí donde se han teorizado y ensayado política y organizativamente los protocolos para la anemia comunista. Algo semejante se utilizó en Cataluña con el PSUC y con más trascendencia en Italia con el PCI.
Y sin embargo, el fantasma vuelve a recorrer el mundo. La crisis del capitalismo se agrava y difícilmente es explicable la realidad sin el pensamiento de Marx y Engels y difícilmente es posible avanzar en la lucha política sin las aportaciones de Lenin y la recuperación de las experiencias del movimiento obrero organizado.
por ello decidí dejarlo unos días y leerlo “sosegada y profundamente”. Sin embargo, desde el párrafo siguiente, el artículo me pareció tan decepcionante que sentí (siento) auténtica pena (nunca el diccionario definió mejor mi sentimiento).
El artículo lejos de ser una reflexión sobre cómo hemos llegado hasta aquí, explica la caída del PCE y de IU como una consecuencia de la aparición de Podemos tras las elecciones europeas y como una operación interna y externa para destruir las dos organizaciones “comunistas”.
Hay que estar muy ciego para no ver que Podemos es, precisamente, un fruto de las desastrosas prácticas de IU y PC. Una consecuencia y no una causa. Pensar que los males de IU/PCE empiezan después de las europeas es no querer ver nada de lo que vinimos haciendo mal tantos años. He hablado de prácticas, no de políticas. Las buenas ideas de las asambleas de Renovación, Bloque social, etc .. se quedaron en peleas cupulares y truculentos reparto de cargos. No quiero entrar mucho en el artículo pues me niego a meter el dedo en herida que es ajena y también propia. Sólo señalar que no eran necesarias tantas firmas para acabar justificando el “buen hacer” de Gregorio Gordo o Angel Pérez y expresar que lo de Moran Santín en Caja Madrid “era generalmente conocido”. Por cierto, si es así, peor, pues significa que todos (o al menos los que lo conocían) eran cómplices de tan deshonesto proceder.
No sigo, hace falta repensar como salimos de esta. Como hacemos gobiernos de ciudadanos para ciudadanos. No esperaba tan pobre reflexión de tan ilustres ponentes. Al leerlo no pude menos que recordar un libro que compré hace unos meses sobre “La idea de comunismo” basado en unas charlas coordinadas por Slavoj Zizek en 2.011.
He encontrado un PDF en internet así que los que quieran realmente una reflexión seria sobre el asunto aquí está. Pero no dejéis de leer el artículo de Crónica Popular… deja a las claras la ausencia de una reflexión seria de los que ahora dicen ser los únicos defensores del comunismo.
LA_IDEA_DE_COMUNISMO_THE_NEW_YORK_CONFER
José Valentín Ramírez
Getafe
Estoy de acuerdo contigo, José, y, si no te importa, voy a llegar bastante más lejos. Es sólo mi opinión. Sabes que me preocupa la situación que atraviesa la izquierda transformadora, situada en un momento crítico en el que se juega su papel en los decisivos tiempos de cambio que se avecinan.
El comunismo es ya historia. No es presente. Si nos ponemos a analizar esa historia, los resultados son desastrosos a nivel global. Únicamente en los países de tradición más democrática, podemos encontrar su influencia positiva en la consecución de estados más sociales.
El poder establecido, los más neoliberales y reaccionarios, están encantados con la existencia de los actuales partidos comunistas. No suponen ningún peligro para sus intereses y además significan una división y un freno para las fuerzas transformadoras que tienen que cambiar este sistema global del siglo XXI.
Significan un freno porque la gente dejó de creer hace mucho tiempo en algo ya viejo y cerrado en sí mismo. Eso en el mejor de los casos, porque en otros lugares su resultado han sido regímenes neocapitalistas, crueles o esperpénticos. Con este bagaje y con su 5% electoral en los países de nuestro entorno, la ideología comunista no sólo no supone una amenaza para el sistema, sino que merma y divide las fuerzas de quienes están por la transformación del mismo.
Efectivamente, como apuntas, Podemos, con el 15-M como precursor, viene a ser la respuesta a la pérdida de credibilidad y falta de alternativas de esa izquierda tradicional. Y en ese contexto, conduce efectivamente a la desaparición de fuerzas que residualmente representan otros tiempos.
Esto sea dicho con todo mi respeto a gente muy valiosa que permanece en IU. Habría que buscar la manera de contar con ellos. Me ha resultado muy preocupante la falta de unidad en la izquierda, con la pérdida tan determinante que esto supone de cara al momento de cambio en que estamos.
Hace un año participé incluso en Convocatoria Cívica, cuyo objetivo era la confluencia de la izquierda. El resultado ha sido decepcionante, y, aunque me ha costado reconocerlo, creo que al final el planteamiento de Podemos es el menos malo posible: un frente de izquierdas no funcionaría. Y gran parte de la raíz de este problema tiene que ver con las reflexiones anteriores.
El cambio empieza por uno mismo. Es imprescindible un cambio profundo dentro de la propia izquierda transformadora, para que sea capaz de jugar un papel decisivo en el cambio social y político que tanto necesitamos. Para mí, este cambio lo representa Podemos. Con mucho camino por aprender, y con mucho lastre que soltar de la vieja política, pero con ilusión y pensando en la gente.
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